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Sentido de oportunidad

La mecánica de un cuadrangular

La diferencia entre un home run y un strike la hace el tiempo en el que sale el bate.

Que un proyecto quede bien no depende tanto de que la organización tenga el talento o la experiencia para desarrollarlo, sino de algo que pocas veces se toma en cuenta: el timing. Manejar el timing, ese sentido de oportunidad, es lo que más impacta en los entregables de una organización, pues el mismo equipo con el mismo proyecto por delante y en diferentes momentos puede generar resultados muy distintos. Aprendí el sentido de oportunidad de niño, jugando beisbol en la Liga Mercedes. De lo poco que aprendí, pues el beisbol no era lo mío, fue que la diferencia entre un home run y un strike la hace el tiempo en el que sale el bate: si sale adelantado es un fault por el left, si sale atrasado es un fault por el right, pero cuando sale en el justo momento que tiene que salir y con la fuerza necesaria, es un home run seguro. Tristemente, lo más común no son los cuadrangulares, sino los pequeños toques y de vez en cuando un hit, especialmente por falta de timing o falta de fuerza.

Mejorando el average

Ya sea que juguemos la posición de cliente o la posición de proveedor, conocer el mejor momento para recibir o pedir un proyecto hace toda la diferencia. Recuerdo que cuando Invermedios salió al mercado en el 2007, por inexperiencia, nos cargamos de proyectos, algo que para entonces consideré un gran logro para una empresa nueva y pequeña. Entre el 2007 y el 2009 estuvimos haciendo de tripas corazón para tener buenos entregables, pero lo más común era que termináramos abriendo mucho y cerrando poco. Aprendimos tarde la lección, pero ahora nos aferramos a ella y estamos mejorando considerablemente nuestro average. Para recordarla, escribí dos principios: El primero dice que en los negocios, cualquiera sabe cómo entrar, pero la maestría está en cómo salir: diseñar el final desde el principio. El segundo lo complementa: cada proyecto es una piedra pesada que se debe mover de un punto al a otro, la maestría no está en recibir la mayor cantidad de piedras al mismo tiempo, sino, en recibir cada piedra en el mejor momento posible.

Los peores proyectos son los proyectos urgentes, esos con los que el cliente llega a última hora y espera que hagamos magia.

Es poco común que un proveedor rechace un proyecto —regularmente somos optimistas al momento de entrar y pesimistas al momento de salir—, pero una organización que reciba todo lo que el mercado puede darle terminará con una hernia discal. Produce cierta sensación de avance tener una lista enorme de proyectos, pero es mucho más eficiente enfocarse en dos o tres proyectos al mismo tiempo —en ciertos casos sólo en uno— y recibir el siguiente cuando la piedra haya sido movida del punto A al punto B. En mi experiencia, los peores proyectos son los proyectos urgentes, esos con los que el cliente llega a última hora y espera que hagamos magia, con esos proyectos, pocas veces se consigue un cuadrangular, como mucho, se llega a primera con una base por bola. Para cuidarme de ellos, voy a pegar en mi oficina un cartelito que diga en letras grandes: ten cuidado con los proyectos urgentes.